Libro Sin rodeos hablemos de Sexo seguro, enfermedades....

Sin rodeos hablemos de... Sexo seguro, enfermedades venéreas y otras ondas.

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Sin rodeos hablemos de... Sexo seguro, enfermedades venéreas y otras ondas.

Índice.

Capítulo 1 ..........     Casos de la vida real

Capítulo 2 ..........     Mi ¿Amigo el condón?

Capítulo 3 ..........     La realidad hoy.

Capítulo 4 ..........     Conociendo las enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Capítulo 5 ..........     Es tiempo de hablar con la verdad.

Capítulo 6 ..........     Para concluir.

Casos de la vida real.

A manera de introducción quisiera compartirte dos extractos de cartas que recibí. Son dramáticas, anecdóticas, estremecedoras y reales. La intención de esto no es espantarte, sino adentrarte y concientizarte sobre los mitos y realidades del ‘sexo seguro’.

Cuando leí la carta de “Patricia” (por obvias razones omito su nombre real), me deprimí mucho. También sentí una profunda frustración y a la vez, una terrible tristeza. Esta es su carta:

“Estimado Ernesto: Quiero agradecer a Dios por tu ministerio, ha sido de gran ayuda a mi vida. He podido entender que a Dios le importa mi vida, y que siempre hay una segunda oportunidad. Quiero compartir esto, porque creo que puede ser de mucha utilidad tanto para las niñas como para los chicos de hoy, que creen que el sexo lo es todo, pero que en realidad si lo practicas fuera de los establecimientos de Dios, puede destrozarte terriblemente la vida. Hoy tengo 25 años, pero mi adolescencia fue muy terrible después de lo que a continuación les platicaré. Salir de ese terrible dolor, que me agonizaba fue una de las pruebas más difíciles que he enfrentado. Puedo estar segura de decirles que este hecho me robó mi inocencia de una manera vil.

“Entré a mi adolescencia con la firme convicción de que era una niña bonita. Todos me lo decían, y yo estaba segura que lo era. Mi entrada a la secundaria fue totalmente triunfal. Desde el primer día me convertí en el centro de atracción de casi toda la escuela. Puedo presumir que era una de las chicas más populares del colegio. Todos los días recibía cartas, invitaciones a salir, piropos y un sin fin de cosas más. Esto me desubicó terriblemente. Me sentí el ser más importante de mi entorno. Me daba el lujo de seleccionar a mis amigos, y despreciar a cualquiera que no pasara por mi ‘control de calidad’. Todo lo relacionado al sexo era un mito, pues en mi hogar la información corría a cuenta gotas, créanme que ser la menor de cuatro hermanos, no es nada divertido, menos cuando eres adolescente. Mi primera menstruación fue terrorífica, porque no estaba preparada, mi madre me había dado algo de información, pero estaba muy ocupada celando a mi padre, que tenía fama de mujeriego. Sin embargo, lo superé por la amigas. Qué importante es tener “buenas amigas”, que te ayuden, escuchen y aconsejen. Debo confesar que tenía más relación e intimidad con mis amigas que con mi madre, y esto se me hacía normal.

“El primer año de secundaria fue sensacional. Yo era el centro de atención, y me di el lujo de andar con los chicos más guapos de mi escuela. Aunque mis calificaciones bajaron, y de ser una buena estudiante, me convertí en un alumno promedio, pero eso sí, muy popular. El segundo año de secundaria fue mi consolidación, nadie podía negar que yo era la chica más popular, y que todas las chicas querían ser mis amigas, y todos los niños querían andar conmigo. El tercer año, fue mi pesadilla. El primer día, fue muy especial. Conocí a un chico. Me atrapó de inmediato. Ya no hubo mundo para mí. El era un par de años mayor que yo, había reprobado y después de un “año sabático”, había regresado a la escuela. Siempre pienso que regresó a la escuela, para 
destrozarme la vida. Hice todo lo posible para conquistarlo, y lo había logrado, en la primera semana se convirtió en mi novio. La escuela estaba feliz, porque éramos la pareja perfecta. Debo aclarar que mis relaciones hasta el momento no pasaban de pequeños 
besos y tomarnos la mano. Pero esta relación fue distinta desde el principio. De momento pensé que era peligrosa, pero mis “amigas” insistían en que ya estaba en edad para dejar de ser niña, y convertirme en mujer, y sostener una relación más fuerte. Me dejé llevar por mi ignorancia. Empezamos a salir, y por primera vez lo hice a solas con él. Siempre salía en grupo. Pero de nuevo mis “amigas” insistieron que lo hiciera en pareja, esto fortalecería la relación. Mi relación era precoz y audaz. No puedo negar que me gustaba, aunque sabía que eso era peligroso.

“No sabía nada de Dios en ese tiempo, así que no había límites, ni respeto. Aunque soñaba en entregarle mi virginidad a mi príncipe azul. Y como dicen en las revistas: “debes tener relaciones, siempre y cuando estés segura de lo que vas hacer, y con quien lo vas hacer”. ¿Pero por Dios, una niña de 16 años, qué capacidad tienen para poder diferenciar entre amor y pasión?

“Los besos eran totalmente apasionados, las caricias, ni que decir, nunca puse un límite. Dejé que recorriera todas las partes de mi cuerpo. Al fin y al cabo era “normal” que tu novio te manoseara, aunque no te gustara. Eso lo hacen todos los novios, decían mis “amigas”. Siempre que mi novio hablaba de tener sexo, yo me mostraba evasiva. No tanto por no tener sexo, sino porque tenía miedo de perderlo, sino sabía cómo hacerlo. Debo confesar que estaba terriblemente enamorada de él, y estaba dispuesta hacerlo todo, al fin y al cabo, el “amor” justifica cualquier cosa. Bueno eso creía.

“La fecha de mi pesadilla llegó. Era viernes, y mi mejor amiga cumplía años, y organizamos una fiesta para celebrarla. Así que todos nos dispusimos en la noche para asistir a tan importante evento. Ese día, había decidido tener relaciones sexuales con mi novio. Era lo que quería y me lo pedía cada vez con más insistencia. Ya no lo haría esperar más. Me arreglé, de tal forma que él no podía evitar mi mensaje. Para mi sorpresa cuando pasó a recogerme, venía acompañado de un amigo. Me incomodó un poco, pero no dije nada.

Desde que llegué a la fiesta empecé a tomar cerveza. Es lo más común, para ‘estar en la onda’. Tres cervezas después me sentía algo mareada, y con mis ideas todas echas pelotas. Mi novio, que también estaba tomando, volvió acariciarme como nunca. Y me dijo: “ya no puedo esperar más, quiero hacerte el amor aquí mismo”. Yo me sonrojé, y le asentí. Mi corazón empezó a latir como nunca, experimenté una oleada de sentimientos terribles, pero mi calentura y borrachera me dominaron. Mi amiga nos prestó un cuarto, y nos dirigimos a él. Estando ahí, los besos y las caricias fueron subiendo de intensidad. De repente él me sorprendió cuando me dijo, que tenía una sorpresa, que la esperara en el cuarto.

Mientras el salió, yo busqué los condones, que días atrás me habían regalado mis “amigas”, y me desnudé para esperar a mi galán. Un par de minutos después tocó la puerta, con la señal que lo identificaba. Yo abrí la puerta cubierta por una sabana. Cuál fue mi sorpresa que mi novio venía acompañado de su amigo. Me molestó bastante, y él me dijo que lo tenía que hacer con los dos. Por supuesto que me negué, y traté de vestirme, pero todo fue inútil. El momento más “dulce y tierno”, se estaba convirtiendo en mi peor pesadilla. Todo lo que sucedió a continuación fue lo más terrible que a una chica le puede pasar. Me violaron entre los dos, mientras que yo lloraba desconsolada. Me golpearon, porque al principio puse resistencia, pero es imposible para una chica pelear con dos jóvenes. El que primero me violó fue mi novio, y cuando terminó, le dijo a su amigo que continuara, pero que se pusiera condón, para que no los fuera infectar por si tenía alguna enfermedad venérea, pero su condón no protegió mi corazón de las heridas que le causaron y de la enfermedad del alma que me atacó después de ese momento. Lo hicieron no se cuántas veces, mi cuerpo quedó cubierto de su saliva y sudor, y de mis lágrimas, que no pararon todo el tiempo. No sé cuánto tiempo pasó, pero se me hizo eterno. Su amigo se salió de la habitación, y él se quedó conmigo, acostado en la cama. Me abrazó tiernamente, y me acarició la cara, con una sonrisa de satisfacción. “No llores, yo te quiero, pero así tenía que ser”, me dijo entre susurros, yo lo miré desconcertada y le pregunté que porqué me había echo eso, el simplemente me dijo que para qué me hacía, si era lo que yo quería. Todo mundo dice en la escuela que eres una prostituta, que te acuestas con cualquiera; y cuando le platiqué de ti a mi amigo, se le antojó hacerlo contigo, así que me dio una lana, y pues ya, pasó todo, si tu quieres lo volvemos hacer cuando quieras, me dijo con cinismo. Le dije que era un estúpido. Le pregunté que si no se había dado cuenta que era virgen. Y el me dijo, no, ni siquiera me di cuenta, y ni siquiera sé cómo es eso. Me preguntó que si me llevaba a mi casa, pero me negué. Le tenía terror.

“A partir de ese día, mi vida se desmoronó. Todo cambió. No había momento que esas imágenes me golpearan. No podía decirle a nadie lo que me sucedió, me daba mucha pena. El dolor me ahogaba, y empecé a refugiarme en el alcohol y después empecé 
a tomar pastillas, o tachas. En la escuela empezó a correr el rumor de que me había acostado con dos, en la fiesta de mi amiga, que había fotos y todo eso. Mis amigas me dieron la espalda, hablando que yo era una fácil, y todos los chicos ya no me pedían ser mis novios, sino que si me acostaba con ellos, que estaban dispuestos a pagarme. Eso lo soporté por todo el resto del curso. Me aislé totalmente, todos me abandonaron. “Mi vida se convirtió en un espiral, que se sumía día tras día. Empecé a odiar a los hombres, y a 
tenerles miedo.

Mi imagen cambio radicalmente. De ser una niña bonita, que se arreglaba. Me convertí en un monstruo. Me vestía de negro, y empecé a tatuarme el cuerpo. Siempre que podía pensaba en suicidarme, o matar a mi ex y a su amigo. Sé que mi caso no es el único, y que miles de chicas lo viven, pero por miedo o ignorancia no lo dicen. Mi vida cambio por casi 6 años, hasta que encontré a Cristo, y Él cambió mi vida. Pero mi corazón quedó marcado para siempre por esta situación. Aun hoy me da miedo estar con un hombre, me da miedo relacionarme sentimentalmente con alguno. Pero Dios está tratando con mi corazón, y espero que El lo sane pronto totalmente, para que yo pueda disfrutar de los planes que Él tiene para mí. Los dos chicos usaron preservativo, para evitar embarazarme o agarrar una enfermedad, pero de todos modos, mi corazón no fue protegido por esos pedazos de plástico y lo destrozaron.”

Que terrible caso enfrentó Patricia, y lo más terrible es que los chicos de hoy, tienen su corazón pervertido, y su mente contaminada, lo que provoca que no puedan controlar...
 

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